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La ciudad cosmopolita de Montreal

La ciudad cosmopolita de Montreal
Autor ToniEscuder - Fecha de creación

Si tuviera que elegir una ciudad para vivir en Canadá esa sería sin duda Montreal. Una ciudad cosmopolita afrancesada que mezcla lo tradicional con lo moderno. Un cruce de culturas gracias a la gran inmigración que ha recibido de todo el mundo. Además, cuenta con una red subterránea kilométrica llena de vida que hace más fácil el duro frío invernal.

Estuvimos en Montreal dos días. Los suficientes para conocer lo fundamental de la ciudad. Empezamos realizando un mini tour que organizaba la agencia con la que fui. Partía de la basílica neo-gótica de Notre-Dame, la iglesia más importante de Montreal construida entre los años 1824 y 1829 por el arquitecto James O’Donnel. Una pena que estuvieran de obras justo delante. De allí marchamos al lago de los castores que se encuentra en la colina Mount-Royal donde los habitantes de la ciudad suelen ir a hacer picnics, pasear, practicar algo de deporte o simplemente contemplar las hermosas vistas donde se divisa toda la isla de Montreal. Se llegaba a ver incluso el Olympic Tower, el edificio inclinado más alto del mundo con 165m de altura y 45º de inclinación.

Vistas desde Mount-Royal
Vistas desde Mount-Royal

Por último, entramos dentro de la ciudad subterránea. Una red de túneles de más de 30 kilómetros que unen los edificios más importantes de Montreal, centro comerciales y estaciones de metro. Dimos una pequeña vuelta por dentro y salimos al exterior donde se encontraba la Iglesia de Cristo, una pequeña iglesia situada en pleno distrito financiero.

Tras finalizar esta pequeña presentación de la ciudad nos llevaron a los hoteles. El nuestro un Holiday Inn Express que contaba con una habitación grandísima, cocina y un salón de estudio. Se encontraba pegado al barrio chino y a escasos metros del Viejo Montreal. La situación era perfecta.

Llegaba el momento de explorar la ciudad por cuenta propia. El primer destino fue Champ de Mars y Place de la Dauversiere. En este lugar se encuentra el ayuntamiento y las cortes de justicia. También está la polémica columna de Nelson en honor al almirante británico. Cabe destacar que este monumento se realizó antes que el de Londres. Bajamos por la plaza de Jacques Cartier (realizada en honor al explorador que se le considera fundador de la ciudad) hasta llegar al muelle del viejo puerto; un lugar espléndido para pasear donde, además, se estaba realizando un festival de música reggae. A partir de aquí decidimos callejear las calles del Viejo Montreal y ver sus distintos edificios como el Centro de Historia, situado en una vieja estación de bomberos, o Marche Bonsecours, que se trata de un mercado lleno de tiendas artesanas. Finalmente, terminamos en medio de los enormes rascacielos de Montreal.

Champ de Mars - City Hall
Champ de Mars - City Hall
Place de la Dauversiere
Place de la Dauversiere

Comenzaba a anochecer y tocaba cenar. Decidimos probar un restaurante nunca visto: un McDonalds. Comprobamos que, efectivamente, existen tamaños muchos más grandes que los de España. Para finalizar el día, decidimos salir de fiesta por una zona que nos habían recomendado. Tomarte un tercio de cerveza era carísimo y el ambiente era de todos los colores.

Al día siguiente realizamos un largo camino. Vajamos hasta el viejo puerto y nos dirigimos a hacia la isla Santa Elena. Por el camino pasamos por la emblemática Torre del Reloj, el Silo nº5 y el edificio del Habitat 67; un llamativo complejo construido en la expo del 67 que pasó a ser reutilizable para vivienda. El camino era largo pero valía la pena. Las vistas de Montreal eran una maravilla.

Habitat 67
Habitat 67
Vistas de la ciudad
Vistas de la ciudad

Finalmente, llegamos a la isla Santa Elena. Se trata de un parque que recibe el nombre de Jean-Drapeau por el que pasa el circuito urbano de F1 del gran premio de Canadá. Allí se encuentra la Biosphère, un museo dedicado al agua que también fue construido para la expo y actualmente es uno de los símbolos de la ciudad. Es gratificante darse paseo y disfrutar del parque. Además, ¡pude ver hasta a un castor!.

Biosphère
Biosphère

Era el momento de comer. Salimos de la isla en metro y nos fuimos hacia el barrio latino; en este barrio los precios son algo más bajos y se come muy bien. Allí descubrimos un restaurante que tendría más de 50 televisiones dentro retransmitiendo eventos deportivos de todos los gustos. Los costillares estaban de muerte.

Barrio Latino
Barrio Latino
Barrio Latino
Barrio Latino

La tarde la destinamos para ir a ver los rascacielos de la ciudad. Pasamos por Mary Queen of the world Cathedral. Puede que a muchas personas le sea familiar y es que se trata de una réplica a escala de la Basílica de San Pedro del Vaticano.Aunque en este caso hay un curioso contraste con los rascacielos del alrededor.  Posteriormente pasamos por Windsor Station, la estación de trenes de Montreal, y finalizamos en Centre Bell, el estadio de Hockey de los Canadiens; uno de los equipos más laureados de todos los tiempos en este deporte.

Mary Queen of the world Cathedral
Mary Queen of the world Cathedral

A la noche volvimos a bajar al viejo puerto. Durante estos días se estaba celebrando una competición de fuegos artificiales por países y esa noche tocaba a Francia. Como valenciano que soy, me pareció soso y lento. Donde esté una masceltà... Tras finalizar fuimos a tomarnos unas cervezas al barrio latino y a descansar al hotel.

Llegaban nuestras últimas horas en Montreal y en Canadá. El avión salía al mediodía y teníamos que aprovechar bien la mañana de la que disponíamos. Nos marcamos una misión: volver a recorrer por última vez el Viejo Montreal, pasear por la parte moderna hasta Centre Bell y volver por la ciudad subterránea hasta el hotel. Esto último era un gran reto ya que es un laberinto de túneles, pero fijándonos en los carteles no tuvimos problemas en llegar a nuestro hotel.

Viejo Quebec
Viejo Montreal

Era asombroso moverse bajo tierra entre centro comerciales y túneles desérticos dignos de una película de suspense. En invierno están repletos, pero en verano todo el mundo prefiere ir por el exterior. Íbamos saliendo a los edificios más importantes de la ciudad como el palacio de congresos. A destacar también Eaton Centre, uno de los centros comerciales más importantes de la ciudad con varios pisos de profundidad.

Así finalizó nuestra aventura canadiense. Montreal junto a Quebec fueron las ciudades que más me gustaron de Canadá del Este.


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